Hoy ha amanecido en un tono precioso, los magentas y morados (palabra de daltónico) surcaban el cielo desde la estación de trenes, recortándose contra los contornos de Madrid, el amanecer es algo que nos ciega y que nos obnubila, es el poder del astro rey en nuestras mentes lo que hace que nos abramos a un nuevo día, pero son esos amaneceres faltos del color del verano, apurando con los colores del otoño los que hacen que nos demos cuenta de que el tiempo nos da un breve respiro para helarte de frío en un momento y en otro marearte de calor, porque es el tiempo lo que rige nuestras vidas, y lo que rige nuestras modas.
La invasión de abrigos de paño, cazadoras de cuero, impermeables y chaquetones como de forro polar colonizan nuestras calles, nos descubren la cruda realidad de congelarte las orejas y engangrenarte los dedos, porque es el frío mañanero el que nos muestra que no es oro todo lo que reluce y que todos y cada uno de nosotros somos capaces de dormir en los sitios más insospechados con tal de estar calentitos, es el frío del mediodía el que te enseña que sólo con una camisa y unos vaqueros no puedes descubrir el placer de retozar entre las hojas caídas de los árboles, es el frío de la tarde el que te manipula para cambiar planes a última hora con tal de poder abrazar un radiador, y es el frío de la noche el que te hace aprender que la calefacción de un coche no es suficiente para mantenerte despierto.
El aire helado que abre nuestros párpados como conejos ante la luz nos ha demostrado que somos humanos, que somos iguales, y que todos tenemos ese algo que nos hace ser así, que hace que nos apiademos unos de otros y nos prestemos ropa de abrigo... El frío, maestro de la caballerosidad...
Señoras y señores, desenfundemos guantes, bufandas y mitones y volvamos a la infancia, tirémonos bolas de nieve y salpiquémonos con el agua de los charcos, disfrutemos como enanos, porque, tarde o temprano, abandonaremos nuestra infancia y miraremos con envidia a esos niños que juegan con lo que nosotros, por estúpida dignidad, ya no nos atrevemos, rompamos nuestras cadenas sociales y descubramos de nuevo lo que es tiritar mientras juegas al escondite en pleno mes de Noviembre.
"Despierta talla 38"
Llámame Nigel
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