¡¡¡Se ha abierto la veda, señoras y señores y ya, desde hace tiempo, pero ahora más, se empiezan a ver botas en las cañas de nuestras hermosas señoritas!!! Sería como un anuncio del afilador de nuestro pueblo, pero no, oficialmente ya tenemos que calentar nuestros pies y para ello, cómo no, vamos a requerir del cálido abrazo de nuestras botas de piel, no vamos a hablar de las UGG, que eso es caso aparte y que no se merecen ser nombradas, vamos a hablar de las antiguas y exquisitas botas de piel.
Altas, bajas, estrechas, anchas, da lo mismo, pegan con todo y con cualquier cuerpo, puesto que combinan bien y hacen maravillas con los gemelos de algunas, es necesario aclarar que no todas las botas son para todas, que si eres de muslo ancho y mides metro sesenta, cielo, las mosqueteras serán muy bonitas, pero creo que a ti no te van a quedar muy allá, ¿no?
Las botas te permiten calentar tus pies y a la vez marcar estilo, puesto que sus detalles son los que marcan la diferencia entre unas botas y unas BOTAS, porque una bota lisa negra puede ser una BOTA LISA NEGRA si la combinas con un jersey calado marfil oversize, un cinturón estrecho con hebilla en dorado y unas medias negras con un dibujo sencillo, si además te marcas una trenza a un lado y un abrigo corto, amiga mía, has conseguido pasar de lo normal y sencillo al qué mona va esta chica siempre, de verdad...
Lo malo de las botas es que nunca te cansas, y te da igual tener treinta que trescientas, porque un simple lazo de cuero al lado de la caña marca la diferencia, y la hace distinta de la lisa y de la lisa con tres tachuelas a la altura del tobillo, que por supuesto, nada tienen que ver con las lisas y desgastado en la punta o, Dios no lo quiera, con las lisas con hebilla en el talón... Y allá que vas tú, a buscar el clon de las de Givenchy, y fíjate tú, que no lo encuentras, porque tú las buscas iguales y no las hay y acabas con unas parecidas pero no iguales que te convencen pero que no te terminan de convencer, y te acuerdas de Ricardo Tisci y de la madre que la trajo, y de sus precios y de los del Zara (¡¡¡benditos los clones!!!) y te vuelves a casa encantada de la vida de tener algo parecido y te convences de que eso las hace especiales, y sí señor, las hace tan especiales que te las pones y te sientes guapa, y de eso consta la moda, de que vistamos lo que vistamos nos sintamos guapos.
Así pues, poneos botas de piel y decidle al mundo que pase frío su madre, porque tú iras un poco fresca con tus botas moteras, falda con vuelo y camisa azul, pero y lo guapa que vas, y lo calentitos que tienes los pies no lo sabe ninguno de esos que se pasman con mocasines...
"Despierta talla 38"
Llámame Nigel
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