Hay algo que no termina de gustarme hoy, no sé si es la luna roja que lucía esta mañana, el frío que te corta la piel o el aire que despeina el pelo de las que pasean por la calle, quizá por ello hoy sea día de café y manta, pero sólo es miércoles, y por ello tenemos que levanarnos de la cama y enfrentarnos al mundo que nos rodea, mostrando nuestra mejor sonrisa e intentando que el mundo no comprenda que vivimos escondidos en nuestra cabeza, viendo el mundo del color que más nos guste, sintiendo que somos gigantes en nuestro mundo de pulgas.
Y es en ese momento cuando te das cuenta de que nadie mira el mundo, es cuando te fijas en los ojos vidriosos de los demás cuando realmente comprendes que no ven más allá de tu carcasa y que sólo te consideran por lo que te abriga en ese tiempo frío.
Viendo la gente pasar a través del cristal que tengo al lado me doy cuenta de que nos resistimos al frío, que no nos gusta y que por ello nos arropamos mientras pensamos en ese café caliente con soja que nos espera al llegar a casa o en la película que vimos el pasado domingo recostados en el sofá con un buen bol de palomitas reposando sobre nuestro regazo.
Ayer que por fin nevó en mi ciudad natal descubrí, que el tiempo es breve, vuela, nos rodea sin siquiera acariciarnos a su paso, mostrándonos que el tiempo frío sólo simboliza algo a lo que cada año nos acercamos poco a poco, que según comienzas a madurar comprendes plenamente, se acerca el invierno.
Así que sólo os pido que juguéis con la nieve, que os pasméis de frío viendo como cae la nieve sobre nuestros gorros de lana recién estrenados y luciendo las bufandas hechas por nuestras familias... Señoras y señores, desenfundemos en jacquard y los renos en los jerseis, disfrutemos del invierno que se acerca y, con los labios cortados, démonos un beso en las mejillas para calentar nuestros cuerpos.
"Despierta talla 38"
Llámame Nigel
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