lunes, 29 de octubre de 2012

El blanco de la diana




Perdonad la ausencia, TIO NIGEL HA VUELTO!!! Es que se me ha complicado todo mucho esta última semana, entre la Lisboa Fashion Week, los desfiles privados a los que fui invitado personalmente por Donatella Versace, Domenico Dolce y Steffano Gabbana, Hedi Slimane para Saint Laurent y demás no he podido ni respirar... no, mentira, he estado metido en una feria de bodas y eventos, colocado yo ahí, entre un sex shop y mi nueva e intimísima amiga Afrodita Queen, pues ahí estaba Nigel repartiendo folletos, monísimo de la muerte, pero repartiendo folletos, y así, entre pitos y flautas pues asistí a un desfile de bodas, boditas y bodorrios, o lo que es lo mismo, de tocados, vestidos de novia y de novio, de damas de honor, de madrinas y de demás cosas del mundo de las bodas.
Si he llegado a una conclusión después de estar allí plantado cual pasmarote es que no creo que me case, no, porque me parece un poco frívolo el derroche de pseudoestilo y falsa patilla que se gasta en las bodas, que oye, los vestidos preciosos, con unos tonos en blanco roto que te pasmas, unas colas más largas que las del INEM, unos volantes preciosos, unos brocados de agarrate y unas mangas de gasa para morirte, pero no creo que me favorezca a mi mucho uno de esos, y yo, es que si no me favorece, pues como que no me lo pongo.

Pero dejémonos de hacernos los guasones y vamos a lo que vamos, lo de las bodas es un mundo aparte, requiere una preparación anticipada enorme, con un despliegue de palos que tocar inmenso, y todo para que ese día te llueva, pero aún así tú eres el centro de atención. 

De los trajes masculinos mejor ni hablar, porque entre tanto brilli-brilli y tanto zapato lustrado perdí una lentilla, que menos mal que ahí estaba la diosa de los andamios para recogérmela, porque si no ríete tú de los ciegos de la ONCE, porque yo veo menos que un gato de escayola... pero oye, que los modelos esos de tres metros y medio se paseaban por allí en Converse y vaqueros descosidos como Pedro por su casa, que luego salen con el tupé ese diseñado para que aniden las cigüeñas y tú dices: Ese me suena a mí de algo y no se de qué... si no le llamamos el pelos por nada...

Y luego está el tema dama de honor/madrina o lo que viene siendo lo mismo, bombón de Ferrero Rocher recargado de volantes y purpurina... unas telas armadas... unos vestidos entre armadura y contrachapado... no es más fácil vestirse, ¡qué se yo! a lo Carrie Bradshaw, con un esmóquin, guapísima, y triunfar, que no con esos vestidos tan raros e incómodos, porque yo tengo seis, os lo digo por experiencia...

Y tras desahogarme con vosotros sólo me queda recordaros que a mi boda, conmigo mismo, se asiste con esmóquin, y pajarita, en negro, liso, sin brillos por favor, y que la lista de boda la tenéis en Dior.










"Despierta talla 38"

Llámame Nigel

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